La raza Hackney se trata de un caballo de sangre tibia cuyos fines más comunes suelen ser la carrera, el ecuestre general, el enduro ecuestre y el salto, destacando por su majestuosidad en todas ellas.
Esta raza suele destacar y reconocerse por su elegante andar, siempre alto allá por donde va. La raza de este caballo tuvo lugar su desarrollo en gran parte de Gran Bretaña. Está capacitado para alcanzar trotando grandes velocidades en un largo período de tiempo sin apenas mostrar fatiga. Estos tienden a ser populares en actividades de carreras con arnés.
El caballo Hackney puede llegar a alcanzar una altura de casi 1,70 metros, siendo de los equinos más altos. El color de su pelaje puede variar de entre un color alazán, un color bayo, un color castaño y por último, un color totalmente negro.
Su cabeza está muy bien proporcionada y su nariz tiende a la convexidad. Sus ojos y orejas le ayudan a tener mayor expresividad y su cuello destaca por su anchura junto con una musculosa garganta. Podemos destacar la gran amplitud de su pecho y un dorso con gran musculatura. Alberga unos buenos cuartos traseros y unas costillas bien formadas y arqueadas. Las patas son muestra de su gran fuerza y sus casquillos tienden a ser verticales. Sin embargo, su crin tiene gran abundancia a la vez que su cola.
Es un equino que destaca por sí solo, aparte de su apariencia física, por su gran inteligencia, su gran capacidad de entrenamiento, su tranquilidad, su gran fuerza y capacidad de trabajo, y por último, su dada sensibilidad con los demás.
Este tipo de raza es dada de dos formas, tanto de poni como de caballo. Los actuales hackneys vienen dados del cruce entre los Norfolk Trotters y auténticos sementales árabes, orden que vino dada por el Rey de Inglaterra en el siglo XIV.