El caballo es uno de los animales más bellos que existen. No es de extrañar que el ser humano le haya elegido como compañero de viaje durante siglos. Su elegante cuerpo le hace único. Un cuerpo sencillo a la vez que complejo.
A continuación, les detallaremos todas las partes del caballo, su morfología, etc.
Dimensiones de un caballo

Como ocurre con el resto de animales, es prácticamente imposible establecer unas medidas generales para un caballo, puesto que esto depende de innumerables factores: la raza, el sexo, el estado de salud, la edad o el tipo de trabajo que realiza. No obstante, y a tenor de lo observado y de diversas fuentes de referencia, podemos ofrecer datos orientativos útiles para ubicar su talla.
En lo que a la alzada se refiere (altura medida desde la cruz hasta el suelo), los machos miden alrededor de 1,42 metros, mientras que las hembras en torno a 1,40 metros. Si nos trasladamos a la cincha (perímetro torácico), en los machos es de 1,67 metros y las hembras 1,68 metros. Por último, los machos presentan una caña de 18,45 centímetros y las hembras de 17,9 centímetros. Estas cifras pueden variar notablemente en razas grandes (más de 1,60 m a la cruz) o pequeñas.
Cambiamos de tercio, como se diría en la jerga taurina, y nos trasladamos al peso. Habitualmente, y como se ha comentado anteriormente, es difícil establecer un estándar definido. Estos animales, tanto machos como hembras, suelen tener un peso cercano a media tonelada, sobre unos 450 kilogramos, aunque ejemplares de tiro superan ampliamente esa cifra y razas ligeras pueden quedar por debajo.
Luego tenemos los ponis. Dentro de este grupo están todos los caballos de talla pequeña. Hay variedades, pero el poni por excelencia puede tener una altura, contando la cabeza y no solo hasta la alzada, de 1,40 metros. Conviene recordar que, en clasificación deportiva, suelen considerarse ponis los ejemplares de hasta 1,48 m a la cruz, lo que explica que aparezcan distintos umbrales según el contexto.
Más allá de cifras, los criadores valoran proporciones como la profundidad de pecho, la oblicuidad del hombro, la longitud del dorso o el ángulo de la grupa, aspectos que influyen de forma directa en la locomoción, la resistencia y el equilibrio del animal.
Huesos de un caballo

Un animal tan enorme, lógicamente, tiene un cuerpo muy complejo. El caballo tiene un alto número de huesos, alrededor de 205, con pequeñas variaciones entre individuos debidas sobre todo a las vértebras coccígeas de la cola.
En las extremidades anteriores, lo que coloquialmente se denomina “rodilla” es el carpo, una articulación muy similar a la muñeca del ser humano. En las extremidades posteriores, la babilla corresponde a la rodilla anatómica (articulación femororrotuliana). El corvejón (articulación por encima del casco en el posterior) funciona de forma parecida al tobillo de una persona. En las patas delanteras, el cúbito y el radio están fusionados, al igual que tibia y peroné en las posteriores, lo que confiere estabilidad a alta velocidad.
Otra característica es que un caballo no tiene huesos en la zona más baja de las patas, pero sí cuenta con un tejido córneo especializado que le sirve para absorber los impactos generados por los cascos. Dicho tejido córneo recubre el exterior del casco (muralla), haciéndolo resistente, y convive con estructuras internas ricamente vascularizadas, como el tejido laminar, esenciales para la salud del pie.
Si miramos más en detalle el pie, además de la muralla encontramos la suela, la ranilla (estructura en forma de “V” que actúa como amortiguador natural), la línea blanca, los talones y la pinza. En conjunto, el casco funciona como una auténtica bomba hidráulica, favoreciendo el retorno venoso con cada apoyo. Por encima, el menudillo (articulación metacarpofalángica/metatarsofalángica) y la cuartilla (primera falange) aportan flexibilidad al apoyo.
En cuanto a la dentición, los caballos tienen, como mínimo, 36 piezas. De todas ellas, 12 son incisivos (en la parte delantera), cuya función es cortar y arrancar el pasto. Los otros 24 se dividen en molares y premolares (en la parte posterior), que son utilizados para triturar los alimentos. Muchos machos presentan caninos (colmillos), y algunos ejemplares tienen “dientes de lobo” (premolares vestigiales) que, según el caso, pueden retirarse para mejorar la comodidad con la embocadura. La dentición, por su desgaste y erupción, es una referencia clásica para estimar la edad.
¿Cómo es el cuerpo de un caballo?


Si hay algo característico en un caballo es la cabeza. Esta es grande, con huesos alargados, especialmente las mandíbulas. En la parte superior se encuentra una gran frente sobre la que descansan las orejas. Unas orejas que son pequeñas en proporción con el resto del cuerpo, situadas a ambos lados y muy móviles (pueden girar de forma independiente), lo que permite una audición muy eficaz y una lectura constante del entorno.
Ya en el extremo final de la cabeza están la boca, el orificio nasal y el belfo (extremo de la nariz). Los labios son muy prensiles y táctiles, con abundantes vibrisas (bigotes) que les ayudan a explorar el alimento. El caballo es un obligado respirador nasal, por lo que la dilatación de las fosas nasales durante el esfuerzo es clave.
También se ubican a ambos lados de la cabeza los grandes ojos, que tampoco son nada pequeños. Al estar a los lados y no en posición frontal, hacen que el caballo tenga una visión lateral muy amplia, con pequeños puntos ciegos justo delante del hocico y detrás de la grupa. Ya en la parte posterior de la cabeza descansa la nuca, zona donde actúan múltiples ligamentos que estabilizan la postura.
Cabe destacar que toda la parte delantera de la cabeza recibe el nombre de testuz. En razas barocas se aprecia con frecuencia un perfil convexo, mientras que en otras, como los purasangres, predomina un perfil más recto.
A continuación se nos presenta el cuello. Esta zona también es bastante prominente y, sobre todo, muy musculosa. Se halla entre la cabeza y lo que se conoce como la cruz (zona en la que finaliza el cuello, comienza el lomo y las extremidades delanteras). En la parte anterior está la garganta y detrás la crin (conjunto de pelos largos que recorren el cuello). En sementales se forma a menudo una crinera más exuberante y un arco nucal más marcado.
El tronco está formado por el lomo (parte superior), el pecho (situado justo debajo del cuello, detrás de la cabeza y es el principio del cuerpo) y la grupa (parte trasera del caballo). El pecho, en especial, debe de estar bien desarrollado, pues un pecho pequeño puede ser sinónimo de problemas de salud como interferencias en las patas delanteras. En la región anterior conviene distinguir la espalda o espaldilla (zona de la escápula) y el brazo (húmero), que influyen en la amplitud de la zancada.
Además de las mencionadas anteriormente, en el tronco también se encuentran muchas otras zonas como el flanco (área localizada debajo del lomo, concretamente entre la última costilla y el muslo), el ijar (formado por los laterales del tronco) y la mama (una masa muscular carnosa que recubre la parte delantera del pecho). Se añaden a este conjunto los costillares (arcos de las costillas) y el vientre, que debe ser proporcionado y firme sin llegar a hundido.
Las extremidades son también una de las partes más complejas. Si nos trasladamos a las patas traseras, tenemos el muslo (zona superior), el anca (articulación que une las patas traseras con la cadera o pelvis), la pierna (entre muslo y corvejón) y la nalga (parte carnosa situada bajo la cola). Por su parte, en los miembros anteriores se distinguen la espaldilla, el brazo, el antebrazo, la rodilla (carpo), la caña, el menudillo, la cuartilla y el casco.

En las piernas está el corvejón (parte de la pierna ubicada detrás de la rodilla en el posterior), la babilla (situada entre el muslo y la rótula en el posterior), la caña (entre el corvejón/rodilla y el menudillo), el menudillo (entre la caña y la cuartilla), la cuartilla (equivale a la primera falange) y el casco (capa de tejido compacto en la que finalizan las patas). En la zona posterior del menudillo suele apreciarse el espolón (mechón de pelos) y, sobre el casco, la corona, una banda que alimenta el crecimiento del casco.
Glosario esencial de partes del cuerpo del caballo
Para facilitar la consulta rápida, a continuación encontrará un glosario de términos anatómicos frecuentes en el mundo ecuestre. Son denominaciones que ayudan a describir con precisión la conformación y a comunicar hallazgos con el veterinario o el herrador:
- Copete: mechón de crin que cae sobre la frente.
- Ojos: grandes, laterales, con amplia visión periférica.
- Cara: zona frontal de la cabeza entre frente y hocico.
- Hocico: parte final de la cabeza donde se ubican los orificios nasales.
- Boca: apertura del tubo digestivo; labios prensiles y sensibles.
- Barba: región inferior mandibular (mentón) donde pueden crecer pelos largos.
- Orejas: órganos auditivos, altamente móviles.
- Frente: prominencia ósea entre las orejas.
- Nuca: parte trasera del cuello, tras la cabeza.
- Garganta: parte delantera del cuello, bajo la mandíbula.
- Labio superior: cubre y protege los dientes superiores.
- Labio inferior: cubre y protege los dientes inferiores.
- Orificio nasal: entrada del sistema respiratorio; se dilata en el esfuerzo.
- Belfo: extremo de la nariz, zona carnosa.
- Carrillo: cara lateral de la cabeza.
- Quijada: parte lateral trasera de la mandíbula.
- Testuz: frente y parte superior del hocico.
- Crin: conjunto de pelos del cuello.
- Cuello: unión entre cabeza y tronco, potente y flexible.
- Cruz: confluencia de cuello, lomo y paletillas; referencia de alzada.
- Lomo: parte superior del tronco, detrás de la cruz.
- Mama: masa muscular entre las manos, cubre el frente del pecho.
- Anca: unión de las extremidades posteriores con la pelvis.
- Grupa: parte trasera del caballo, por encima de la cola.
- Nalga: masa muscular bajo la cola, parte externa superior.
- Ijar: lateral del tronco, área de la última costilla.
- Espalda/Espaldilla: zona de la escápula y su musculatura.
- Pecho: parte anterior del tronco; debe ser profundo y bien musculado.
- Flanco: área por debajo del lomo entre la última costilla y muslo.
- Cola: prolongación de la columna vertebral.
- Muslo: parte superior de la extremidad posterior.
- Pierna: región entre muslo y corvejón en los posteriores.
- Rodilla: en anterior es el carpo; en posterior, la babilla (rodilla anatómica).
- Corvejón: articulación del posterior análoga al tobillo humano.
- Caña: tramo entre carpo/corvejón y menudillo.
- Menudillo: articulación entre caña y cuartilla; debe ser grande y limpio.
- Cuartilla: primera falange, aporta elasticidad al apoyo.
- Casco: “uña” del caballo; incluye muralla, suela, ranilla y talones.
- Uña/Pinza: parte delantera del casco, zona de mayor desgaste.
- Corona: banda superior de la pezuña de la que crece el casco.
- Espolón: mechón de pelos detrás del menudillo.
Salud, conformación y cuidados ligados a la morfología
Conocer las partes del cuerpo del caballo tiene aplicación directa en su bienestar. Una cruz definida y un hombro más oblicuo favorecen una zancada amplia; un dorso excesivamente largo puede predisponer a dolores lumbares; unos aplomos desviados aumentan el riesgo de lesiones tendinosas. Observar el caballo de perfil y desde delante/detrás, sobre suelo plano y en reposo y movimiento, ayuda a detectar asimetrías y a ajustar entrenamiento, herraje y manejo.
El casco requiere un cuidado regular: limpieza diaria de ranilla y suela, recorte periódico y, si procede, herrado adaptado al uso (deportivo, campo, ocio). Variaciones de calor, humedad o dieta afectan al crecimiento del casco; por ello, la coordinación entre veterinario y herrador es fundamental. Mantener el índice de condición corporal (escala 1–9) en valores saludables, una dieta rica en fibra y un adecuado descanso son pilares de longevidad y rendimiento.
Ante cualquier duda sobre anatomía, adaptación del equipo o señales de molestia (cojeras, sensibilidad al tocar grupa, dorso o babilla), conviene consultar al veterinario equino para una evaluación completa y, si es preciso, estudios de imagen de las articulaciones y cascos.
Estos son las características y rasgos morfológicos de los caballos, algo interesante para todos aquellos que aman a este maravilloso animal que, como decíamos, posee una figura que le otorga una belleza y elegancia que no deja indiferente a nadie. Con una comprensión detallada de su anatomía —desde la cabeza y el tronco hasta las extremidades y los cascos—, se pueden tomar mejores decisiones de manejo, entrenamiento y cuidado para que cada caballo exprese todo su potencial con salud y comodidad.
