
El Ayuntamiento de Málaga ha puesto punto y final a los coches de caballos como servicio turístico. La medida supone la extinción de las 25 licencias aún vigentes y la retirada inmediata de estos carruajes de las calles, una decisión que el alcalde, Francisco de la Torre, comunicó en un vídeo en redes sociales apelando al bienestar y la seguridad de los animales.
Esta decisión culmina un proceso abierto hace años y que el regidor ya avanzó en el Debate del Estado de la Ciudad. El sevicio estaba regulado por la ordenanza municipal de 2015, que fijaba una vigencia máxima de veinte años para las licencias, con vencimiento en octubre de 2035; el Consistorio ha optado por adelantar el fin con un acuerdo con los titulares.
Cómo se ha gestado la decisión
En 2018 había 55 licencias activas; entre 2016 y 2020 se rescataron 30 de forma voluntaria con compensación y ahora se han extinguido las 25 restantes. El anuncio final se difundió a través del perfil oficial del Ayuntamiento en Instagram, tras meses de negociación orientada a una transición ordenada del servicio.
El consistorio justifica el paso por la incompatibilidad del paseo en carruaje con una ciudad cada vez más concurrida, por razones de seguridad, salubridad y protección animal. En verano, además, el calor y el tráfico intensificaban un debate que llevaba años sobre la mesa.
Junto al cese del servicio, el Área de Movilidad ha procedido a la retirada de la señalización de las paradas reservadas a los carruajes. Se ha actuado de forma coordinada para que no queden vestigios operativos del antiguo circuito turístico.
Los puntos afectados están en Cortina del Muelle, Paseo de los Curas y avenida Cervantes. En dos de estas ubicaciones se habilitarán nuevas plazas de estacionamiento para motocicletas, dentro de la reorganización del viario.
Fuentes municipales precisan que la restricción no afecta a los coches de caballos que circulan en el recinto de la Feria de Málaga (Cortijo de Torres), donde se rigen por una regulación específica del evento.
Compensaciones económicas y cifras
La extinción anticipada de derechos conlleva una indemnización a los titulares. De acuerdo con el informe de valoración elaborado en febrero por R&L Auditores, el importe por licencia asciende a 125.380,48 euros, ya abonados por el Consistorio.
Para el último bloque de 25 licencias, el desembolso municipal alcanza aproximadamente 3,13 millones de euros. La cifra se ha fijado técnicamente y fue la base para cerrar el acuerdo con el sector.
Sumando los rescates anteriores, el Ayuntamiento sitúa el coste acumulado de la retirada del servicio en torno a 4,1 millones. Con ello se cierra una etapa histórica del turismo local y se impulsa un modelo de movilidad más acorde con la Málaga actual.
La ordenanza de 2015 permitía mantener la actividad hasta 2035, pero el Gobierno municipal decidió acortar plazos tras constatar que la convivencia del servicio con la evolución urbana resultaba cada vez más compleja.
Reacciones, dudas y próximos pasos
Entre los cocheros, la medida ha generado inquietud por el futuro de su oficio y de sus familias. Algunos profesionales defendían la continuidad de esta actividad tradicional y reclamaban, en caso de cierre, indemnizaciones y alternativas laborales adecuadas.
El alcalde ha defendido que Málaga camina hacia una imagen de ciudad del siglo XXI, subrayando el rechazo social que despertaba ver a los animales trabajando a pleno sol. También ha valorado la negociación que ha permitido adelantar el cese respecto al horizonte de 2035.
Colectivos animalistas como PACMA celebran la decisión y piden garantías para el destino de los caballos: reubicación en santuarios o espacios adecuados, vigilancia de su bienestar y seguimiento para evitar abandonos o sacrificios.
El Ayuntamiento recuerda que el cuidado y destino de los animales corresponde a sus propietarios. En el sector se barajan opciones como la cesión a santuarios de la provincia —por ejemplo, el de Alhaurín de la Torre— o su incorporación a actividades ecuestres, mientras se define cada caso.
El fin del servicio en Málaga contrasta con otras ciudades andaluzas, como Sevilla, Jerez o Ronda, donde los coches de caballos siguen operando. Algunos cocheros apuntan que la peatonalización de áreas próximas al puerto pudo influir en el desenlace, al reducir las paradas disponibles para captar turistas.
También entre los visitantes había opiniones encontradas: quienes valoraban el bienestar animal sobre el atractivo del paseo y quienes lamentan que desaparezca una estampa clásica del centro histórico.
Con la revocación de las licencias, las paradas desmanteladas y la compensación económica ya abonada, Málaga clausura una escena icónica de su centro urbano y apuesta por un turismo más sostenible, pendiente ahora del seguimiento del bienestar de los caballos y de la reubicación laboral de los cocheros.


