Los escitas y la cría de caballos

Ovidio entre los escitas

Los escitas eran nómadas iraníes que se desplazaban a lo largo de las estepas euroasiáticas durante el siglo IX antes de nuestra era y hasta el siglo IV de nuestra era. Se les consideraron uno de los primeros pueblos en dominar el combate a caballo, pero no sólo eso.

Un estudio publicado hace casi dos años por Science, revelaban que los nómadas escitas de la Edad de Hierro ya practicaban la cría selectiva de los caballos. 

¿Profundizamos en la historia que compartieron los escitas con los caballos?

Los escitas no concebían la vida ni la muerte sin los caballos. Era frecuente que adornaran las colas de sus animales trenzándolas para que parecieran una suerte de manojo de serpientes.

Los pastores escitas recorrían las estepas de Asia Central entre el siglo IX y el siglo I antes de nuestra era. Vivían en carros cubiertos por tiendas de campañas. Estos escitas realizaron la cría de caballos para lograr un animal que se adaptara a su forma de vida y a sus demandas.

La cría de caballo de los escitas

Los investigadores estudiaron los restos de los caballos de las tumbas reales de los escitas, que se encontraban en un estado óptimo de conservación. La cantidad de ejemplares encontrados en las tumbas es cuantiosa, en una de ellas se hallaron más de 200 restos de distintos caballos.

Según textos de Heródoto en los rituales funerarios escitas eran sacrificados caballos donados por tribus aliadas. Esto explica en parte la gran cantidad de ejemplares encontrados y la variedad. La gran mayoría de los equinos de estas tumbas no estaban emparentados. 

Las pruebas de ADN, revelan una gran diversidad en la capa de los caballos escitas, entre las que se hallaban: negro, castaño, alazán, crema y capas manchadas. 

Escita a caballo

Fuente: Wikipedia

También se ha descubierto que no portaban la mutación responsable del trote alterno, aunque si que había variantes asociadas a las del galope de corta distancia de los caballos actuales. Sin duda los escitas apreciaban la resistencia y la velocidad en sus caballos.

Los primeros caballos domesticados descendieron de varios sementales, aunque esta diversidad se ha ido perdiendo con el paso del tiempo.

Otro dato interesante que se ha descubierto es que los escitas mantuvieron la estructuras de las manadas naturales de los caballos en vez de seleccionar solo a unos pocos individuos. Este es un gran contraste con la actualidad, donde un solo semental se utiliza para una gran cantidad de cruces y como resultado, casi todos los caballos actuales tienen el mismo haplotipo de cromosoma Y prácticamente.

La mayoría de los genes utilizados, un total de 121, hacen referencia a las extremidades anteriores, algo que concuerda también con el tamaño de los huesos. Eran caballos robustos. 

Por tanto podemos decir que la cría de caballos comenzó hace unos 5.500 años. 

¿Para qué utilizaban los escitas a los caballos?

Hay estudios que indican que utilizaban a estos animales para comer su carne y beber su leche (como puede verse en la imagen principal del artículo). Ello implicaba una selección concreta de animales que tuvieran un incremente del periodo de la lactancia algo que se ha podido averiguar gracias a los estudios genéticos. Además de la leche fabricaban quesos y Kumis, una bebida alcohólica a base de yogur.

La cultura escita estaba muy ligada a la guerra. Fueron definidos por sus enemigos como los más salvajes y sanguinarios guerrero de la época. Eran grandes jinetes y temibles arqueros sobre sus monturas. Los nobles formaban una élite de caballería, con las mejores armaduras y piezas que pueden ser precursoras de las futuras bardas de caballería.

Los escitas y los caballos

¿Cómo era la guerra de los escitas?

Casi todos los hombres en edad adulta y muchas de las mujeres participaban en las batallas. La mayoría montaban en caballo formando una caballería ligera de arqueros, el resto se componía de una infantería formada por los más pobres y una caballería pesada integrada por los príncipes y sus escoltas.

No se conservan datos detallados o concretos de las tácticas que utilizaban en las batallas, pero está claro que los caballos tenían un papel destacado en ellas.

Tal era la importancia que hombres y mujeres montaban a caballo con pantalones diseñados específicamente para esa función. Desarrollaron la silla rígida para montar. Estas sillas se componían de tres partes: una primera que se pegaba al cuerpo del caballo que acolchaba los golpes del resto de componentes para evitar dañar al animal, una especie de almohadilla; sobre ella, se disponía un armazón elaborado con las astas de los ciervos o ramas de madera unidas; por último, el asiento también a modo de acolchamiento para proteger al jinete de los golpes, estaba elaborado de borreguillo o piel de oveja rellena de pelo de animal.

Las monturas eran rudimentarias, no tenían estribos, pero aún así los jinetes mantenían el equilibrio sobre el animal. Los escitas montaban con gran habilidad a caballo en épocas donde los pueblos europeos ni si quiera habían desarrollado cuerpos de caballería en la guerra. Esto les otorgó a los escitas una gran ventaja en numerosas batallas.


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