Se trata de una infección en la piel causada por un hongo muy tóxico, se encuentra en la naturaleza o en suelos ricos en materia orgánica, y afecta a los animales y muy especialmente al caballo.
La esporotricosis tiene lugar con frecuencia en caballos. La enfermedad se adquiere del ambiente lugar donde las esporas del hongo ingresan a través de una lesión o abrasión en la piel en contacto directo. Con frecuencia se encuentra en la historia clínica antecedentes de arañazos con plantas con espinas, fundamentalmente rosales, madera, juncos y paja.
Este hongo, por lo general, se desarrolla entre 1 semana a 3 meses tras la exposición a las esporas del hongo. En caballos, las extremidades inferiores, particularmente los espolones, son las más afectadas. Se genera una o varias protuberancias o nódulos en el lugar de la infección. Protuberancias adicionales pueden desarrollarse luego y propagarse por la pata del caballo. Estas lesiones pueden ulcerarse y supurar, a lo cual le siguen la formación de costras y escamas.
El sistema linfático puede volverse rígido, grueso y semejante a una cuerda, y la extremidad afectada puede inflamarse debido a la estasis linfática. Los ganglios linfáticos regionales rara vez están involucrados en los caballos, y no se ha observado la enfermedad diseminada. Cuando la patología es crónica, la enfermedad sistémica no se presente al principio, pero los caballos con esporotricosis crónica pueden estar febriles, deprimidos y anoréxicos.
En los animales, la esporotricosis puede diagnosticarse mediante el cultivo fúngico, y la observación visual directa de los organismos en las lesiones. Para su curación se utiliza el yoduro de sodio y potasio para las formas cutáneas y linfocutáneas.
Se deben usar guantes mientras se manipula o trata animales afectados, para evitar su transmisión. Después de quitarse los guantes, se deben lavar bien las manos y usar desinfectante con clorhexidina, povidona yodada, u otra solución con actividad antifúngica.