La fusta es en equitación un instrumento de corrección y comunicación con nuestro caballo y por ello debemos ser conscientes de cómo y cuándo la usamos.
Se trata de una varilla flexible, recubierta normalmente por tela o cuero que a veces se remata con una trenza de tiento o una aleta de cuero. Es utilizada por los jinetes para azuzar a los caballos.
Podemos encontrar distintos tipos de fustas según la función o el tipo de actividad para el que las queramos.
¿Conocemos un poco más esta herramienta?
Pueden forman parte del equipo o herramientas que usa el jinete con el caballo. Es una ayuda auxiliar al igual que otros elementos como riendas auxiliares, espuelas o riendas de atar.
Pueden utilizarse tanto si el jinete está montado sobre el caballo como si está de pie cerca de él.
Usos
Este instrumento además de servir para estimular al animal, es utilizado como extensión del propio cuerpo del jinete. De esta manera puede llegar a partes del cuerpo del equino para que con un ligero toque el caballo mantenga la atención en el ejercicio que se está realizando o para que aumente el ritmo. Por tanto es utilizada como refuerzo.
Es importante ser conscientes de que no debe utilizarse como castigo nunca, sino como una ayuda para comunicarnos con los caballos. Por ello debemos reflexionar antes de usarla, como adelantábamos al inicio del artículo. Nuestro caballo debe responder a los estímulos de la fusta con respeto nunca con miedo.
El uso de la fusta debería tenerse en cuenta entre los últimos recursos a utilizar. El jinete debe saber cuándo y cómo utilizarla ya que una fusta mal usada va a tener siempre un efecto negativo sobre el caballo.
¿Cómo se usa la fusta?
El jinete debe coger la fusta por la empuñadura dejando que la cabeza sobresalir un poco de la mano. Con ella debe dar toques cortos y precisos al animal. Lo normal es coger la fusta con la mano interior ya que es la pierna interior la que mantiene la impulsión y sobre la que el caballo se incurva.
Recomendaciones para el uso de las fustas
La fusta se utiliza principalmente para corregir a caballos jóvenes cuando por ejemplo no obedece a la señal de avanzar indicada por nuestras piernas. En ese caso se da un toque breve y seco para que reaccione y esté atento a las indicaciones que le damos con las piernas.
La sola presencia de la fusta puede hacer que nuestro caballo esté más atento y sea más obediente. Muchas veces no es necesario su uso sobre el animal.
Durante la monta, es preferible utilizar la voz (o chascar la lengua por ejemplo) para indicar al animal que no está realizando un movimiento o ejercicio bien, antes que emplear la fusta.
En la doma ayuda a mejorar la actividad de los posteriores, para ello se debe tocar justo detrás de nuestra pantorrilla.
En equitación clásica, el jinete debe adquirir la habilidad para cambiar la fusta de una mano a otra, aunque siempre que sea posible debe llevarse en la mano interior del ejercicio.
Y muy importante, nunca, nunca, debemos utilizar la fusta si estamos enfadados o impacientes.
Tipos de Fustas
Existen fustas de diferentes longitudes y estilos para adaptarse a las necesidades de cada disciplina dentro de la equitación.
En la actualidad las fustas suelen estar elaboradas con alma de fibra de vidrio, un material ligero que le da flexibilidad. El exterior más habitual es el de nylon trenzado, aunque hay bastante variedad. Los mangos, trallas y lengüetas pueden ser de cuero, poliuretano o goma.
Veamos ahora los tipos de fustas que hay según la actividad que vayamos a realizar:
Fusta de paseo o general
De este tipo de fustas suele encontrarse varios modelos y colores para elegir. Suelen ser rígidas pero más flexibles que las de salto. Con un tamaño mediano que ronda de 65 a 75 cm, pueden tener lengüetas de distintos tamaños, además de una correa de muñeca para evitar perderla.
Fusta de salto
Son las más cortas y rígidas, con una longitud entre 50 y 70 cm y con el mango es más grueso y de materiales antideslizantes para tener un agarre cómodo.
La terminación de la fusta es en lengüeta, que al tocar al caballo provoca un ruido como de una palmada que hace reaccionar al animal. Son bastante útiles para mantener la atención del caballo durante el trabajo en la pista.
Este tipo de fustas son utilizadas sobre los laterales de la grupa o en las espaldas.
Si un caballo no pasara un obstáculo hay que recordar que la fusta no es un método de castigo. Hay acciones para solucionar estas problemáticas sin tener que recurrir a las que son dañinas para nuestro compañero. Es muy importante que el animal confíe en nosotros y eso es algo que se consigue con trabajo. Bajar la altura del obstáculo que nos da problemas o hacer que el animal siga a otro caballo.
Fusta de doma
Son más largas que las anteriores, midiendo entre 90 y 130 cm. Finas y flexibles ya que se busca un efecto de zimbreo. Suelen terminar en un latiguillo muy fino.
En vez de ser cogida por el mango como las anteriores, esta se coge más baja y se lleva sobre el muslo del jinete. Al tener esa longitud se utiliza sobre la grupa del animal para conducirlo, corregir, pedir mayor actividad o reducir la rigidez de sus movimientos. La idea es poder utilizarla sin soltar las riendas con tan solo un giro de muñeca. Los toques deben ser al costado del caballo, por detrás de nuestra pantorrilla, o en la espalda.
También puede utilizarse de pie sin montar al caballo, tocando las patas del animal.
Fusta de doma natural, de enganche y de dar cuerda o de picadero
Es muy similar a la anterior, pero más larga, en torno a 150 y 230 cm, ya que se utiliza principalmente para controlar los movimientos del caballo y conducirlo a distancia. Por ejemplo cuando se le da cuerda en una pista redonda y el animal va en círculos.
Algunos modelos además, son telescópicos por lo que pueden llegar a alcanzar longitudes de más de 4 metros.
Están compuestas por un cuerpo rígido y un látigo o tralla que están unidos con un quita vueltas.
Cuando se utiliza esta fusta en el volteo se usan aquellas que pueden lograr un alcance de hasta 450m.
Espero que hayas disfrutado leyendo este artículo tanto como yo escribiéndolo.