El caballo tiene su propio lenguaje de comunicación, al igual que todos los animales. Es tan extenso y a la vez específico que es necesario conocer su comportamiento para comprender su forma de comunicarse. Su característica principal es que saben muy bien transmitir la emoción del miedo y la jerarquía del dominio y lo hacen mediante gestos y el contacto visual y mediante gestos.
El caballo emite diferentes sonidos, los cuáles pueden variar en intensidad duración, así como en función del sexo, edad y estímulo que lo provocó. El relincho es el sonido más fuete emitido por el caballo y tiene diferentes tonalidades. Por ejemplo, cuando un potro se encuentra separada de su madreo cuando intenta comunicarse.
El gruñido se produce antes de comer, al iniciar la actividad sexual o cuando la yegua se siente molestada por su potro, por último se encuentra el bramido el cual forma parte del comportamiento de amenaza, luchas y rechazo sexual agresivo. Y el gemido, que mayormente es corto y débil, de baja tonalidad y siempre expresa sensación de dolor.
La forma más común de transmitir su estado de ánimo es a través de la cara, si por ejemplo, muestra sus dientes puede querer demostrar amor, deseo, apetito o enfado, siempre dependiendo de la situación en la cual se encuentre. Recordar que el caballo es un animal pacífico, aunque si se siente en peligro puede mostrar enfado o malestar y lo comunica mediante sonidos o su posición.
Las orejas también nos muestran su estado, dependiendo cómo tenga su posición. Como referencia decir que, la postura que demuestra seguridad, es aquella en la que las orejas están hacia delante y ligeramente inclinadas. Sin embargo, si las lleva hacia atrás ambas orejas a la vez replegándolas sobre el occipital, debe interpretarse que está en actitud de rebeldía o de agresión.