El caballo es de por sí, un animal nervioso muy propenso a sufrir de estrés, sobre todo, desde el momento que no se le propicie el cuidado y bienestar necesarios. El caballo tiene que hacer ejercicio, no estar encerrado para que adquiera malos hábitos y sobre todo tiene que tener una buena alimentación, importante de cara al comportamiento, basada en fibra, forraje y pastos.
Un caballo que no realiza ejercicio es sinónimo de aburrimiento para él y de tener un estado mental anómalo. Si por alguna circunstancia tiene que permanecer mucho tiempo confinado en el box se recomienda tenerle como cama paja junto con algo de forraje, esto hará que el caballo se aburra menos esté más tranquilo a la vez que dedica su tiempo a masticar a la vez que se alimenta.
Por el contrario el caballo que realiza ejercicio o está en plenas competiciones puede terminar con un comportamiento alterado y con el estrés muy elevado. Las largas horas de rutina y preparación harán que el equino necesite de mucha energía, para ello la alimentación será distinta. Los piensos altos en grasas le darán el aporte necesario si realiza ejercicios largos pero de baja intensidad y los azúcares y almidón para ejercicios cortos pero intensos.
Cada caballo es diferente y sus necesidades varían de acuerdo a sus actividades y gasto de energía a lo largo del día. Pero nunca hay que olvidar seguir una rutina y pautas a la hora de su alimentación, y no se recomienda dejar al caballo muchas horas sin comer, eso les puede poner nerviosos y alterar su comportamiento.
A la hora de darle pienso, sobre todo si hablamos de un caballo nervioso y propenso al estrés, lo recomendable es darle pienso con los gránulos más grandes esto hará que el caballo tarde más tiempo masticando y la salivación hará que se vaya calmando mientras se centra en la comida.