Es habitual que a los caballos se les caiga el pelaje durante el invierno y, sobre todo, en los cambios de estaciĂłn. Aunque si la pĂ©rdida es muy pronunciada puede producir una caĂda desproporcionada e irregular. Si la caĂda es fuera de la temporada habitual estamos hablando de un problema en la piel o enfermedad que debe valorarse.
Un caballo que está sano y bien cuidado tendrá el pelaje brillante. Cualquier problema se puede comenzar a identificar precisamente viendo cómo tiene el pelaje. Un buen cepillado evitará ciertos problemas y enfermedades y ayuda a distribuir los aceites naturales de la piel.
Posibles causas

Por ejemplo, una silla de montar mal ajustada o que no sea de la medida del caballo puede producir la pérdida del pelaje en la zona por fricción y presión. Además, puede resultar doloroso para el caballo porque le producirá irritación. Revisa mantillas, cinchas y cabezadas siguiendo las buenas prácticas para evitar puntos de roce.
Una mala alimentaciĂłn o dieta inadecuada puede dar lugar a que el caballo se coma el pelaje. Un caballo desnutrido optará por comerse su propio pelaje o el de todos aquellos que estĂ©n a su alcance. Es un sĂntoma de nerviosismo por falta de nutrientes e irá a comer todo lo que tenga a su mano. Asegura proteĂna de calidad, ácidos grasos omega-3 (por ejemplo, aceite de linaza), vitaminas A, E y grupo B, y minerales como zinc y cobre (mejor en formas orgánicas o queladas). Consulta consejos para mejorar el pelaje.
Es habitual que tengan alergias a sustancias quĂmicas utilizadas en ellos, incluyendo spray para moscas y medicamentos. El lavado de la manta o la mantilla con un nuevo detergente es otra posible causa. Un cambio de champĂş u otro producto de limpieza puede desencadenar pĂ©rdida de pelaje y picor; prueba primero en un área pequeña.
Hablamos de una enfermedad de la piel cuando el caballo tiene la pérdida por zonas y calvas sin pelo en absoluto. También la llamada putrefacción por lluvia (dermatophilosis), una infección bacteriana asociada a humedad prolongada; o tiña (dermatofitosis), infección por hongos con manchas, costras y a veces anillos enrojecidos. Las infestaciones por parásitos (ácaros, piojos) provocan prurito intenso y automutilación.
Ante cualquier alteración de la piel del caballo se le pueden aplicar productos dermatológicos indicados para ello. Si la pérdida de pelo continúa o si la irritación empeora, hay que consultarlo con el veterinario.
Muda, fotoperiodo y ciclo del pelo

La muda del caballo es un fenĂłmeno natural: el pelo viejo se elimina y es sustituido por otro nuevo para adaptar la capa a la temperatura. El nĂşmero de horas de luz es clave: la glándula pineal, vĂa melatonina, regula el crecimiento del pelo de invierno (más largo y espeso) y el recambio en primavera. Forzar la luz artificial de forma continuada puede alterar el ritmo y no siempre evita el crecimiento del pelo.
- Fase anágena: crecimiento activo del pelo.
- Fase catágena: involución y separación de la papila.
- Fase telĂłgena: el pelo deja de nutrirse y se cae.
En condiciones de salud Ăłptimas, cuando un pelo está por caer ya hay otro formándose, por lo que no deberĂan aparecer calvas. Si el nuevo crecimiento se ralentiza (enfermedad, dĂ©ficit nutricional, estrĂ©s), el aspecto general empeora y pueden verse zonas despobladas.
Factores que alteran la muda y señales de alarma
Entre las causas frecuentes: PPID o Cushing (pelaje largo que no cae o cae a parches), alteraciones hormonales, deficiencias nutricionales, parásitos y enfermedades prolongadas. Señales de alerta: calvas definidas, picor intenso, costras, exudados, dolor al tacto, caĂda fuera de temporada o pĂ©rdida marcada en crin y cola sin rascado (valorar fricciĂłn con objetos, carencias de zinc/biotina y estrĂ©s sistĂ©mico).
Cuidados, prevenciĂłn y soluciones
Trata la causa desencadenante con ayuda veterinaria (cultivos para hongos y bacterias, raspados de piel para ácaros, analĂticas si se sospechan problemas endocrinos). Implementa una dieta equilibrada todo el año y, en Ă©poca de muda, apoya con omega-3, biotina y minerales quelados (zinc/cobre) para mejorar elasticidad y resistencia del pelo.
Durante la muda aumenta la frecuencia de cepillado para retirar pelo muerto y estimular la circulación. Los baños con jabón, dentro y fuera de la muda, deben ser lo menos frecuentes posible para no arrastrar los aceites protectores; si bañas, aclara a fondo y prioriza agua sin detergentes.
Controla parásitos externos con un plan veterinario, mantén el entorno limpio y seco y evita la humedad sostenida que favorece hongos y bacterias. Revisa a menudo el ajuste del equipo (silla, mantillas, cinchas, cabezadas, mantas) para prevenir rozaduras y puntos de presión.
Para caballos con piel sensible o antecedentes de alergias, introduce productos nuevos de manera gradual y observa reacciones. Ante pérdida de cola sin prurito, descarta fricción habitual, evalúa nutrición y solicita revisión dermatológica si persiste.
Un plan que combine diagnóstico correcto, nutrición ajustada, higiene sensata y buen manejo del equipo mantendrá el manto brillante y homogéneo, reducirá los periodos de muda y minimizará las calvas por fricción o enfermedad.