Cuando un caballo y un perro se encuentran por primera vez, el perro tiene tendencia a ladrar porque es un ser desconocido. Este tipo de comportamientos hay que eliminarlos, ya que pueden hacer que el caballo se sienta intimidado y reaccionar de una manera brusca.
El caballo normalmente es más grande que el perro en cuanto a constitución, pero suele pasar que puede asustarse del perro ya que, por naturaleza, el caballo es un animal de huida y el perro es un depredador. Esto no quiere decir que estos dos animales no puedan llevarse bien e incluso formar un gran equipo viviendo en armonía.
Pueden convivir en armonía, siempre y cuando, haya un entrenamiento previo, porque la convivencia no nacerá por sí sola ni surgirá conviviendo desde pequeños, ayuda siendo el perro un cachorro a minimizar los ladridos, ya que su naturaleza tiende a ladrar siempre y ahí entra el humano para que la armonía sea posible.
Lo primero que nuestro perro debería aprender y el humano enseñarle es a respetar lugares como las cuadras, los perros son muy propensos a colarse. Puede acercarse a ellos, pero nunca traspasarlos y, en el caso de que lo haga, habrá que reñirle con un rotundo “no”.
Para que caballo y perro se vayan acostumbrando es necesario llevar al perro hacia el caballo pero siempre sujeto con la correa, así como su tendencia será a ladrar tenemos que ir reprendiéndole y darle suaves tirones con la correa cada vez que lo haga, a la vez, que le indicamos que no ladre. El caballo poco a poco irá bajando la guardia y se acostumbrará al perro.
Es normal que cuando se ven las caras por primera vez, el perro tiende a ladrar, lo cual hará que el caballo intente salir corriendo e incluso se pondrá tan nervioso que levantará las patas y coceará con el peligro que supone para las personas que estén a su lado. Ante este caso, debemos reforzar nuestro estatus de dominación sobre el perro con un tirón de la correa seguido de un firme “no ladres”.