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Los caballos del Vino es una fiesta celebrada en Caravaca de la Cruz (Murcia) en las fechas del 1 y 2 de mayo. Este festejo, que ha ido ganando popularidad con los años, se celebra durante las Fiestas en Honor a la Santísima y Vera Cruz que abarcan del 1 al 5 de mayo.
Está organizado por el Bando de los Caballos del Vino, una federación integrada por sesenta asociaciones denominadas “peñas caballistas”. Estas peñas participan con sus caballos en tres concursos: el de Caballos a Pelo, el de Enjaezamiento y la Carrera. Siento este último, el celebrado en la mañana del 2 de mayo, el más popular y de más fama.
¿Conocemos un poco más en qué consiste esta fiesta relacionada con los equinos?
La festividad mayor de la ciudad de Caravaca de la Cruz atrae año tras año más visitantes procedentes de todo el mundo. Los últimos años se han estimado una cantidad de más de 100.000 personas.
Historia de los Caballos del Vino
Los orígenes de la fiesta se diluyen entre la historia y la leyenda. La tradición cuenta que cuando la fortaleza templaria de Caravaca estuvo sitiada por los moros granadinos hacia 1250, llegó un momento en que los aljibes no daban para abastecer a todos. Un grupo de caballeros templarios decidió atravesar el sitio musulmán en busca de la ansiada agua.
Al no lograr conseguir agua cargaron vino en pellejos a lomo de los animales y regresaron a la carrera burlando al enemigo y el cerco que había dispuesto en torno al Castillo. A su regreso les recibieron con alegría, les consideraron los héroes al salvarles de la situación en la que habían encontrado. A los caballeros y sus corceles los ataviaron con mantos de ricos bordados y ramilletes de flores.
Ya desde 1231 en el castillo al que regresaron estos caballeros, se custodiaba la Reliquia de la Santa Cruz.
Desde la Edad Media se viene celebrando esta festividad que recuerda la hazaña del grupo de caballeros templarios. En algunas épocas la fiesta fue más esplendorosa que en otras. Sin embargo, no sería hasta el siglo XVIII cuando la fiesta se configuró de manera oficial, años más tarde ya en pleno Romanticismo, la fiesta quedaría estructurada de la manera que hoy día nos ha llegado.
En 1959 se realizo una renovación de las fiestas ya que durante la Guerra Civil y la postguerra, se había celebrado como buenamente se podía. Fue en esta fecha cuando se crearon grupos de moros y cristianos, además de muchas de las peñas que participan todavía en el festejo. También se renovarían los mantos que portaban los Caballos del Vino.
Los Caballos del Vino
Desde las primeras referencias que se tienen en documentos, datadas del siglo XVII, la fiesta ha ido evolucionando hasta como se muestra en la actualidad. Hoy día se compone por tres concursos donde se valora fuerza, belleza y emoción: El concurso de Caballo a pelo, el de enjaezamiento y el de la carrera.
Estos concursos tienen lugar el día 1 y 2 de mayo. Pero, además, el día 3 los más pequeños pueden participar en la fiesta con ponis que representa al Bando de los Caballos del Vino.
El concurso de Caballo a pelo
El festejo de Los Caballos del Vino y la festividad en Honor a la Santísima y Vera Cruz, comienza el día 1 de mayo sacando los caballos a la calle para valorar su morfología. El caballo se muestra este primer día en su estado más natural, aseado, bien cepillado para que el cabello esté brillante. Las crines lisas o trenzadas o cualquier otro peinado que decida la peña.
Primero se realiza un pasacalles en el que las peñas muestras a sus caballos, algunos los hacen galopar mientras otros los pasean con calma para que pueda apreciarse su belleza. Durante ese recorrido se hace una prueba corta de la carrera que tendrá lugar al día siguiente.
Al finalizar este pasacalles, los jueces del Bando de los Caballos del Vino, señalan aquellos caballos que han destacado ese año y les entregan trofeos a las peñas ganadoras.
Después los caballos son retirados de las calles para que puedan descansar en sus establos o fincas.
El concurso a Pelo viene celebrándose desde 1980, y se valora la belleza y porte de los caballos. No existe ningún reglamento, por lo que la selección de los ganadores queda bajo el criterio del jurado.
Las Peñas que más han destacado han sido Zuagir, Mudacid, Terry y Chirinos, siendo esta última ganadora durante seis años consecutivos.
El enjaezamiento
El segundo día de la fiesta comienza en la madrugada con el lavado y enjaezamiendo del caballo en más de cuarenta sitios diferentes repartidos por toda la ciudad. Este ritual, suele tener pocos espectadores, más allá de los vinculados a las peñas caballistas o las familias de la ciudad. Después de esto los caballos se hacen con las calles de la ciudad y da lugar la famosa carrera de Los Caballos del Vino.
El enjaezamiento comprende tanto el diseño del manto como la confección y el bordado a base de seda, pedrería y canutillo de oro y plata. El manto está compuesto por dieciocho piezas: el bribón para la cabeza, las plumas que lo coronan, dos casacabeleras adornadas con cintas de colores, dos ramaleras, la bandera, el pecho pretal, dos crinera, dos mantas, dos atarres, la culata y dos muñequeras. Todo rematado con borlas y la jalma donde las pizas son fijadas.
No solo se valora la ropa que viste el caballo sino su presentación sobre el animal, apreciando la armonía entre el animal y su indumentaria. Lo importante es cómo luzca el caballo la ropa y el mantenimiento de su compostura durante todo el día.
Datan del siglo XVIII los documentos más antiguos conservados que hablan sobre el engalamiento de Los Caballos del Vino.
En un inicio, los Caballos del Vino iban ataviados con colchas, mantones de manila o ajuares de las novias. Posteriormente con la renovación de las fiestas, comenzaron a elaborarse mantos específicos para los caballos. El trabajo de bordadoras y diseñadores de mantos comenzó a tomar relevancia hasta ser realmente muy reconocido en la ciudad. Cada manto, que se borda con seda y oro, pueden tardar en elaborarse todo un año y costar miles de euros.
La Carrera de Los Caballos del Vino
La carrera de los Caballos del Vino tiene cada vez más adeptos y fama, es el concurso más popular dentro de las fiestas grandes de la Caravaca de la Cruz.
Es concebida como una contrarreloj en la que compiten los caballos de las distintas peñas caballistas que participan en el festejo. Acompañando al caballo van cuatro caballistas que corren junto al animal la llamada “Cuesta del Castillo”. Veamos un vídeo de una de estas carreras antes de pasar a explicar más en profundidad este concurso.
Los animales suben “La cuesta del Castillo”, una distancia de 80 metros con una pendiente del 14%, salvando un desnivel de 11 metros.
En la carrera, los caballos, de uno en uno, corren acompañados por los cuatro caballistas, dos delante y dos detrás, que acompañan al animal agarrados a él. Si alguno de ellos se suelta antes de cruzar la meta se produce la eliminación de ese caballo.
La carrera se cronometra con sistemas avanzados, pero a lo largo del tiempo se utilizaron medidas manuales con bandera a la salida. Los propios vítores del público también han servido en el pasado como sistema de medición.
Tiempo atrás se premiaba con metálico, sin embargo en la actualidad, es el estímulo de llegar primero y el orgullo que conlleva lo que motiva a los participantes.
Al término de la carrera, en la explanada de la Real Basílica Santaurio, se hace la entrega de los trofeos de las distintas categorías.
Se desconoce la cronología exacta de cuándo comenzaron estas carreras, aunque los testimonios orales hablan ya de mediados de siglo XIX, desde donde cada vez fue teniendo más arraigo. A partir de 1894 comienzan a anunciarse en algunos programas de fiestas calificándolas de tradicionales, lo cual nos habla de que ya estaban arraigadas por esas fechas.
Tradicionalmente se empleaban los mismos caballos que para las faenas agrícolas. Sería a partir de 1960 cuando empiezan a seleccionar a los animales, y a especializarlos para esta labor: ejercicio, alimentación y cuidados. Del mismo modo, los caballistas comenzaron a entrenarse también durante todo el año.
En los últimos años, los resultados de las carreras han ido rebajándose hasta en 7 segundos, algo que no habría sido posible sin el entrenamiento y tiempo invertido por caballistas y sus caballos a lo largo de todo el año.
Como curiosidad, el mejor tiempo anotado hasta la fecha fue el de 7 segundos y 713 milésimas, alcanzado por la Peña Artesano en 2016.
Este festejo es uno de los más importantes y representativos de Caravaca de la Cruz. En 2004, las Fiestas en Honor a la Santísima y Vera Cruz fueron declaradas de Interés Turístico internacional y en concreto el festejo de los Caballos del Vino aspira a ser declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
Espero que hayáis disfrutado leyendo este artículo tanto como yo escribiéndolo.