El caballo es uno de los animales que más ha acompañado al ser humano a lo largo de su historia. Un animal que ha evolucionado junto al hombre, uniendo sus caminos en uno solo. Han sido muchas las razas de caballos que han existido y existe. Sin embargo, muy pocas han logrado convertirse en símbolos y emblemas. No obstante, el caballo andaluz puede presumir de tal condición.
Los caballos andaluces, o de Pura Raza Española, son parte de nuestra cultura que más ha difundido el nombre de España a lo largo y ancho del mundo. Una raza admirada por todos aquellos amantes de los equinos.
En este artículo nos hemos propuesto que conozcáis mucho más sobre este animal: su origen, características, cría, etc.
Origen del caballo andaluz

Como no podía ser de otro modo, una tierra tan bella y bonita como Andalucía tenía que ser el escenario que vio nacer al caballo andaluz. La Edad Media y Califato de Córdoba fue el contexto detonante, junto con las yeguadas de las clases altas de por aquel entonces (las mayores culpables).
Poco a poco los caballos de origen bético crecieron en importancia y popularidad, hasta el punto de que durante el periodo comprendido entre los siglos XIII y XIX, estaba prohibido cruzar a los caballos del sur de la Península Ibérica con el resto. El objetivo era claro, crear una línea que conservara toda su calidad y que se diferenciara notablemente del resto. Posteriormente, comenzaron a surgir los primeros criadores, y el caballo de Pura Raza Español iba tomando forma.
No obstante, todo no podía ser un camino de rosas, y el rápido crecimiento del caballo andaluz se vio interrumpido por la Guerra de Independencia. Aunque, una vez acabó el conflicto, la actividad se retomó.
A finales de la Edad Contemporánea, sobre todo desde el ámbito militar, el caballo andaluz fue convertido en buque insignia, y el afán por reforzar esta raza fue una de sus grandes misiones. Y por primera vez, a comienzos del siglo XX, se abrió en España un libro genealógico para registrar a las razas puras, entre ellas el Caballo de Pura Raza Española (PRE).
Durante la Segunda República, el fomento de la cría Caballar llegó hasta el Ministerio de Fomento y de Agricultura, fomentándose la misma. También fue muy importante la labor de la Federación de Hípica Española.
El paso definitivo para la consolidación de la raza tuvo lugar en la década de 1970 cuando se fundó la Asociación Nacional de Criadores de Caballos Españoles (ANCCE) en Sevilla. A raíz de ello, fueron muchas las Ferias y acontecimientos que surgieron para popularizar y poner en alza a estos caballos. Ya en los últimos años, el caballo andaluz también se ha trasladado hasta el ámbito deportivo donde han sido varias sus apariciones en pruebas tan prestigiosas como los Juegos Olímpicos.
Para entender su relevancia histórica conviene recordar que ya en la Antigüedad los caballos de la Bética fueron apreciados en el mundo romano y que, durante el Califato de Córdoba, las yeguadas omeyas y las de grandes caudillos bereberes impulsaron cabañas de miles de yeguas y centenares de sementales. En la Edad Moderna, la creación de las Caballerizas Reales de Córdoba por la Corona agrupó los mejores animales del valle del Guadalquivir y sistematizó la cría selectiva. De aquella época proceden célebres linajes como los Mexía o los llamados guzmanes/valenzuelas, y la fama internacional que llevó a reyes europeos y casas nobles a codiciar estos caballos. No es casual que, a partir de ejemplares andaluces, surgieran o se reforzaran razas como el Lipizzano ni que la Escuela Española de Equitación de Viena siga la tradición de doma española.

Además, las maestranzas de caballería andaluzas fomentaron la monta a la brida y a la jineta, contribuyendo a consolidar técnicas ecuestres que, con el tiempo, dieron forma a disciplinas como la doma vaquera. Ya en época contemporánea, pese a guerras, incendios de caballerizas y periodos de cruce con razas europeas, la cabaña andaluza se recuperó gracias a depósitos de sementales, yeguadas nacionales/ militares y a la labor de ganaderías históricas. En las últimas décadas, el SICAB de Sevilla (organizado por ANCCE) se ha convertido en la gran cita anual del PRE, con concursos morfológicos-funcionales, subastas y espectáculos.
Características del caballo andaluz

Físicamente, el caballo andaluz no es uno de los equinos más corpulentos. Es más, se podría decir que su tamaño está en unas dimensiones medias. Su alzada está comprendida en un rango entre los 155 centímetros hasta los 175 centímetros.
Tiene un cuerpo muy proporcionado, con una cabeza mediana, donde lo más llamativo son los sus ojos alegres y expresivos. El pecho es realmente amplio y musculoso, con una espalda robusta, de lomo corto y ancho. Sus piernas largas y potentes le permiten impulsarse con facilidad y reunir con naturalidad. En definitiva, los caballos andaluces son ágiles y fuertes, a la par que elegantes y bellos.
Las tonalidades de sus pelajes son varias. Prácticamente, dentro de esta raza tienen cabida casi todos los colores, a excepción del pio. Sin embargo, los colores oscuros toman la delantera, siendo el color tordo el más popular. También son habituales capas negras y castañas, y en la selección moderna existe variedad dentro del estándar.
En cuanto al carácter, puede que este sea su seña de identidad más valiosa. Son unos caballos dóciles, nobles e inteligentes, lo que les convierte en unos caballos muy fáciles de domar si se les atiende bien. Quizás este sea también el detonante de que se haya convertido en un animal tan polivalente.
Es un caballo muy utilizado para la monta y como caballo de paseo. Además, es muy popular entre las disciplinas de doma clásica, doma vaquera y otras artes tan tradicionales como el rejoneo. En doma, destaca por su capacidad para reunirse, el piaffe y el passage de gran expresión; por contra, algunos ejemplares muestran menos brillo en los alargamientos y en el paso extendido frente a razas más orientadas a la competición de gran premio.
- Tipo y peso: sangre caliente, conformación compacta y equilibrada; peso medio entre 450 y 550 kg según talla y sexo.
- Esperanza de vida: prolongada para su tamaño, con individuos que superan ampliamente las dos décadas cuando reciben buenos cuidados.
- Usos: equitación recreativa, doma, enganche, exhibiciones y disciplinas tradicionales ibéricas.
Cría

Su cría se lleva principalmente a cabo en España, pero también existen yeguadas y cuadras de gran importancia en distintas partes del mundo.
La forma en la que se cría a estos animales llama mucho la atención, puesto que suele hacerse mediante un método de semi-libertad en el que las yeguas viven en manadas. Tras nacer, hay potros que son vendidos al poco tiempo, y otros que permanecen en la manada hasta los tres-cuatro años de edad, donde son separados para ser domados.
El PRE es una raza cerrada: solo se inscriben ejemplares hijos de progenitores PRE ya registrados. ANCCE, reconocida por el Ministerio de Agricultura, gestiona el Libro Genealógico con validez internacional y exige pruebas genéticas de filiación para garantizar la pureza. Cada temporada se realizan concursos morfológicos y funcionales: los caballos se juzgan por sexo y edad; las yeguas pueden participar en cobras; y, en machos adultos, una parte sustancial de la nota procede de una prueba de doma que valora su funcionalidad.
Es frecuente una tradición curiosa de nombrado: muchos machos heredan el nombre de la yegua madre en masculino (p. ej., hija «Vinatera» e hijo «Vinatero») y las yeguas nacidas el mismo año comparten inicial para facilitar su identificación en la yeguada.

Usos, disciplinas y proyección internacional
El andaluz se luce en doma clásica, doma vaquera, enganche, rejoneo y espectáculos. Su facilidad para la alta reunión, el equilibrio natural y la expresividad lo convierten en un caballo muy didáctico para jinetes que se inician en la doma y, a la vez, en un gran compañero para exhibiciones y alta escuela.
España concentra la mayor población mundial, pero el PRE está presente en decenas de países. El interés internacional se refleja en delegaciones de ANCCE fuera de España, en la exportación de reproductores y en valoraciones oficiales realizadas en Europa y América. La cita anual del SICAB en Sevilla, desde comienzos de la década de 1990, reúne a criadores y aficionados de todo el mundo con finales del Campeonato de España, subastas y conferencias.
Históricamente, la raza ha influido en otras europeas (como el Lusitano o el Lipizzano) y en la conformación de la equitación culta en el continente. En el panorama moderno, sus movimientos recogidos, facilidad para el trabajo en dos pistas y su temple lo mantienen como un referente.
Cuidados, manejo y salud
El PRE agradece una rutina de ejercicio variada (trabajo a la cuerda, doma, paseos, trabajos de pie a tierra) que estimule su mente y musculatura. Su capacidad de aprendizaje exige estimulación mental mediante ejercicios progresivos que eviten la monotonía.
En alimentación, conviene aportar forraje de calidad como base (heno/hierba) y concentrados ajustados al trabajo. De forma orientativa, un caballo en trabajo moderado puede requerir en torno al 2-3% de su peso al día entre forrajes y piensos, repartido en varias tomas y con agua fresca siempre disponible.
El aseo ayuda a la salud de piel y pelo: cepillado diario para retirar polvo y barro, cuidando zonas sensibles con útiles específicos; atención a casco con limpieza y engrase según la estación; y lavado adaptado al clima (en invierno, secado minucioso para evitar enfriamientos; en verano, baños más frecuentes para favorecer la termorregulación).
En salud, el andaluz es robusto, pero conviene vigilar laminitis, el metabolismo (tendencia a ganar peso con facilidad), hernias inguinales en sementales y la aparición de melanomas en capas tordas. La prevención pasa por herrado/recorte regulares, buena dieta, control veterinario periódico (vacunas, desparasitaciones, odontología) y un manejo que reduzca el estrés.
Precio del caballo andaluz en la actualidad

Como siempre, asignar un valor determinado a un caballo depende de muchos factores: edad, sexo, aptitudes, origen, morfología y formación. No obstante, se podría decir que, por regla general, el valor de los caballos andaluces o de Pura Raza Española se encuentra entre los 4.000 y los 6.000 euros para ejemplares básicos de monta, dado que es una raza de gran importancia. Ahora bien, líneas de prestigio (como ramas cartujanas), éxitos en morfología/funcionalidad o una doma avanzada elevan el precio con facilidad, alcanzando importes muy superiores.
El caballo andaluz (PRE) combina una historia inigualable, una genética cuidadosamente preservada y una funcionalidad que lo hace brillar en doma, disciplinas tradicionales y equitación de ocio. Su carácter noble, la proyección internacional del SICAB y la seriedad del libro genealógico garantizan al aficionado un compañero versátil, bello y fiable, siempre que se respeten sus cuidados, su bienestar y una cría responsable.
