La alimentación de un caballo en activo que compite en distintas disciplinas no puede seguir la misma dieta que un caballo de ocio. Una dieta óptima permitirá que el equino esté en óptimas condiciones para ello y así su salud no se verá afectada para su carrera.
Un caballo entrenado para competir lleva su metabolismo al límite así como el músculo es llevado a plena tensión, por tanto, se requiere una alimentación diseñada a la medida y exclusivamente para él. No hacerlo significará trastornos nutricionales y metabólicos.
La alimentación es una ciencia que incluye la selección y combinación de ingredientes y suplementos, prácticas de alimentación, seguimiento, evaluación y adecuación de las dietas. Hay que invertir en las dietas, y eso lo sabe todo profesional que tiene un caballo en competición, por el cual se ha invertido mucho dinero, no puede tener una alimentación inapropiada porque no le permitirá al caballo expresar y desarrollar su potencial genético.
Uno de los conceptos más importantes en cuestiones de alimentación es la energía. La cantidad de energía ingerida a través de los alimentos que suministremos al caballo será decisiva, tanto para mantener una correcta condición corporal como para proveer al caballo de reservas energéticas suficientes para afrontar la dura competición.
También hay que tener en cuenta en qué disciplina compite y cuál es la verdadera demanda física. No es lo mismo alimentar a un caballo de carreras, cuyo esfuerzo es muy intenso en un periodo muy corto de tiempo, que alimentar a un caballo de raid, donde el esfuerzo en intensidad es mucho menor pero, sin embargo, la duración temporal es mucho mayor.
Por ejemplo, la cantidad de energía ingerida es menor que la energía necesaria para desempeñar el trabajo, el caballo adelgazará, mientras que si la cantidad de energía ingerida es superior a la requerida el caballo engordará. Y es que, en la realización del ejercicio suben los niveles de energía, agua, minerales como el calcio, fósforo, cloro, sodio, potasio, y las vitamina E y C.