
Según los historiadores el caballo árabe es la raza más antigua y pura de la cual se tienen registros. Es una raza primogénita que no deriva de ninguna otra raza. Aunque en sus orígenes no estaba tan bien considerada como en las últimas décadas.
La raza árabe en sus principios fue utilizada como un caballo de carga principalmente por su resistencia. Posteriormente se fue mezclando con otras razas mixtas pero siempre predominando la sangre pura del caballo árabe.
Su historia
Cuenta la historia que los primeros caballos árabes llegaron a la India de la mano de Marco Polo. Los mercaderes pagaban grandes sumas de dinero por estos ejemplares de pura sangre. También eran muchos los barcos que arrimaban a los puertos, sobre todo procedentes del Golfo Pérsico, cargados de ejemplares árabes.

Los mongoles eran amantes del buen caballo y su belleza. Sin embargo, no fue hasta tiempos posteriores cuando se tomó conciencia de la importación del caballo árabe y comenzó su verdadera introducción sistemática desde el Golfo, Irán e Iraq. Se prestó más atención a su velocidad y fondo, de ahí que sea considerada una raza genuina para las carreras y la larga distancia.
Criado por pueblos beduinos en entornos desérticos, el árabe fue seleccionado por su capacidad para recorrer grandes distancias con recursos escasos. Con el comercio y los movimientos culturales, su sangre llegó a Europa, el norte de África y América, donde se convirtió en mejorador genético de numerosas razas ligeras.
Constituye una raíz primigenia, no derivada de ninguna otra. Posee el don, que sólo comparten las auténticas razas puras, de la preponderancia absoluta de sus factores hereditarios y la inigualable capacidad de imprimir su carácter a cualquier otra raza con irresistible fuerza. «El árabe es el principal y más noble origen de nuestros caballos de carreras nacionales, de las mejores razas norteafricanas y de las razas ligeras de todo el mundo», escribió Lady Wentworth, criadora de caballos árabes puros.
Al árabe se le llama el padre de todas las razas. Algunas de las razas que se formaron son más veloces, más grandes o saltan más alto, pero ninguna posee su belleza, carácter y distinción inigualables. Su papel es reconocido gracias a que su sangre forma parte de la mayoría de las razas modernas de caballos, y hoy en día las líneas árabes se pueden encontrar en casi cada raza de caballos para montar.
Difusión y cría: del desierto a España y Europa
La selección beduina, con yeguas alojadas junto a las familias para protegerlas del clima extremo, consolidó un vínculo humano-equino excepcional y un tipo funcional. En la península ibérica el árabe tuvo una entrada temprana con la expansión islámica y, ya en épocas modernas, su cría se reforzó con importaciones selectas y el impulso de ganaderías estatales y privadas. El registro genealógico árabe español es considerado de los más antiguos, y España conserva 22 líneas maternas directas procedentes del desierto de Najd.
Rasgos y morfología distintiva

La cabeza es refinada, con perfil cóncavo (dish face), ojos grandes y separados, ollares amplios y orejas pequeñas. Puede girar la cabeza con gran amplitud gracias a su unión cabeza-cuello muy flexible (mitbah).
El cuello es arqueado y elegante, el tórax profundo y la espalda corta y firme. A pesar de su apariencia fina, presenta hueso denso y cascos duros, ideales para soportar kilometrajes elevados en terreno variado.
La cola nace alta y suele portarla erguida en movimiento, una seña inconfundible asociada a una vértebra menos que otras razas. Como curiosidad, muchos árabes muestran una combinación ósea singular: 17 costillas, 5 vértebras lumbares y 16 caudales.
Su alzada media suele situarse entre 145 y 155 cm, con pesos habituales en torno a 400–500 kg. Presenta capas como tordo, castaño, alazán, bayo y negro, entre otras variaciones registradas. Piel fina y crines sedosas completan un tipo muy definido.
- Seña clave: cola alta y dorso corto.
- Aptitud cardiorrespiratoria: pecho profundo y gran eficiencia.
- Tipo racial dominante: imprime su sello en los cruces.
Temperamento y habilidades
El árabe es inteligente, enérgico y cercano a las personas, forjando vínculos fuertes con sus cuidadores. Bien entrenado, ofrece una combinación de dóciles respuestas y viveza que lo vuelve muy polivalente. Su trato agradece el adiestramiento respetuoso y consistente.
Destaca en raid/endurance, doma, salto, doma vaquera y carreras específicas para la raza. En velocidad punta, solo determinadas líneas de Pura Sangre Inglés lo superan, mientras que el árabe brilla por su resistencia sostenida en medias y largas distancias. Por su empatía y sensibilidad, también se emplea en equinoterapia con buenos resultados.

Árabe vs. Español: diferencias clave

Frente al Pura Raza Español (PRE), el árabe mantiene la cola más alta y una cabeza más refinada; el PRE luce un cuello más grueso y arqueado, crines y cola onduladas y cuartos traseros muy potentes. Además, el PRE muestra gran flexión de las articulaciones posteriores, muy apreciada en picaderos.
En talla y peso, el PRE suele ser algo más alto y pesado (entorno a 155 cm y alrededor de 585 kg de media), mientras que el árabe se sitúa en 145–155 cm y ~450 kg. En carácter, el árabe es más brioso y veloz; el español es célebre por su nobleza y docilidad, con idoneidad para doma clásica, vaquera, alta escuela y rejoneo. El PRE no es un gran velocista puro, pero sí un excelente caballo de escuela.
Cruces y linajes: Hispano-Árabe y Anglo-Árabe

El Hispano-Árabe combina PRE y árabe: potencia, porte y elasticidad, con más alzada que el árabe puro. El Anglo-Árabe cruza Pura Sangre Inglés y árabe para sumar velocidad, resistencia y finura, muy valorado en salto, campo a través y pruebas de fondo.
Tradicionalmente, los beduinos estructuraron familias maternas célebres (p. ej., Keheilet Ajuz, Saglawi, líneas Jedranieh), y la selección moderna alterna line-breeding para fijar tipo con out-cross para preservar vigor, evitando excesos de consanguinidad (in-breeding).

Cuidados esenciales
Alimentación basada en forraje de calidad, con piensos equilibrados y control de azúcares para gestionar energía y metabolismo. Precisan ejercicio regular, programas progresivos y variación de estímulos.
La profilaxis incluye vacunación, desparasitación, odontología y herraje/recorte periódicos. Un box limpio y ventilado, con acceso a paddock, favorece la salud respiratoria y mental. El cepillado frecuente ayuda a mantener la piel fina y saludable.

Su estética ha trascendido a exhibiciones morfológicas y a la cultura popular (incluidos videojuegos). En el mercado, el precio depende de linaje, pureza, entrenamiento y reputación del criador, además de los costes de mantenimiento a largo plazo. En compras, conviene una revisión veterinaria preadquisición y asesoramiento sobre idoneidad deportiva.
La combinación de antigüedad, belleza y funcionalidad convierte al Pura Raza Árabe en referencia mundial. Sea puro o en cruces de prestigio, su huella genética y cultural sigue marcando el estándar de los caballos ligeros modernos.
